Los republicanos de EEUU se lanzan a una guerra contra las inversiones medioambientales y sociales : Internacional de
Alrededor de 139.000 millones de dolares se fugaron en septiembre pasado con una sincronizacion casi perfecta de fondos y carteras de inversion con criterios ESG (por las siglas en ingles de Environmental, Social and Governance), esto es, responsables con el medio ambiente, con la sociedad y de gobierno corporativo. Este movimiento revela una tactica premeditada y forjada a fuego desde la cupula del Partido Republicano estadounidense (al que llaman Great Old Party, GOP), con el gran rival interno de Donald Trump en la proxima nominacion presidencial republicana, Ron de Santis, como piedra angular de una estrategia que se ajusta como un guante al subconsciente colectivo de sus correligionarios: las inversiones medioambientales, socialmente responsables y de buen gobierno corporativo son un woke capitalism de la progresia.
De Santis fue el artifice de la retirada, en septiembre –dos meses antes de su flamante victoria para revalidar su cargo de gobernador de Florida en las elecciones midterm de noviembre–, de algo mas de 2.000 millones de dolares del fondo de pensiones que Florida tiene acordado con BlackRock, la mayor firma mundial por volumen de carteras y por censo de clientes. De Santis arremetio contra el consejero delegado de BlackRock, Larry Fink, al que no dudo en calificar como el “apostol de la hipocresia” vanguardista de los mercados que pretende acabar con el modelo capitalista y que pregona a los cuatro vientos unos portfolios verdes, mientras acude a los viejos valores fosiles del mercado.
El gobernador de Florida adujo que la retirada de los fondos de pensiones de sus conciudadanos respondia a las perdidas de rentabilidad en un momento de maxima tension energetica en el mercado, con Europa y EEUU haciendo acopio en prevision de un largo y duro invierno con altas cotizaciones de gas y petroleo. De Santis obviaba, a conciencia, el salto registrado por los fondos ESG, que en 2020 alcanzaron los 35 billones de dolares, y consultoras como Bloomberg Intelligence auguran que, en 2025, las inversiones con criterios de sostenibilidad superaran los 50 billones de dolares, casi la mitad del PIB global. Incluso en el convulso año energetico de 2022 las inversiones en proyectos oficiales y privados con sello renovable igualaron a los flujos de capital de fuentes fosiles, ambos, con 1,1 billones de dolares.
La carga retorica del conservadurismo contra el capitalismo sostenible tiene mucho que ver con las ayudas incluidas en la Inflation Reduction Act, el paquete de medidas de la Administracion Biden que entro en vigor el 1 de enero, que distribuira 4.300 millones para la aclimatacion electrica de las calefacciones en los hogares estadounidenses, dara a familias hasta 2.000 dolares para iniciar esta transformacion, y concedera desgravaciones del 30% por creditos dirigidos a la instalacion de placas solares en viviendas residenciales. Pero, sobre todo, trata de amortiguar el Plan de Rescate Americano de 1,9 billones de dolares aprobado en marzo de 2021, que libera inversiones por valor de 300.000 millones para reducir el deficit cronico en materia energetica del pais y otros 369.000 para garantizar el suministro a traves de redes de infraestructuras con fuentes renovables.
El termino woke (despertar), iniciado en la jerga de la Generacion Z, hace referencia al fenomeno con el que grandes corporaciones, consejeros delegados, politicos y milmillonarios financian causas asociadas a lo que los republicanos estadounidenses denominan progresia izquierdista. Como los movimientos Me Too, Black Lives Matter, el matrimonio homosexual o el activismo climatico, y que los neoliberales y ultraconservadores han respondido tratando de restaurar dogmas como el de que la unica responsabilidad de las empresas es dar beneficios y dividendos a sus accionistas, e impulsando un capitalismo extremo, sin cortapisas ni supervision y, si es posible, con unos bajos o casi invisibles criterios regulatorios.
Ari Matusiak, consejero delegado de Rewiring America, una asociacion sin animo de lucro que promueve planes de energia verde, cree que la politica energetica de Biden, con el “mayor desembolso inversor en este terreno en la historia del pais”, ha envalentonado a los republicanos de EEUU, sobre todo los mas ultras, que saben que casi su unica arma hasta las elecciones presidenciales sera la de retrasar al maximo en los estados que controlan la adaptacion de la norma federal.
Otro referente del pensamiento contemporaneo, el historiador economico britanico y profesor de la Universidad de Columbia Adam Tooze, tambien cree que la acusacion de woke capitalism desde las filas conservadoras a los fondos de inversion ESG responden a una “extraña agenda politica que puede dañar de forma irreversible los negocios”. En declaraciones a Foreign Policy, Tooze incide en esta tesis al recordar el reciente bloqueo de los republicanos en el Congreso de EEUU contra la norma del Departamento de Trabajo que permitia a los gestores incorporar los principios ESG a las carteras de jubilacion ya en vigor, una iniciativa que habia sido impulsada y aprobada en estados gobernados por el GOP para consternacion de neoliberales e inversores de la vieja guardia fosil.

La guerra abierta desde las filas republicanas bajo la falsa premisa de que los grandes bancos de inversion y las gestoras de fondos estan ganando los beneficios que han absorbido durante la crisis energetica las petroleras y electricas han logrado hacer mella entre sus simpatizantes, que han organizado protestas en las sedes de estas firmas en Nueva York.
Mientras, al menos cuatro estados en manos del GOP han sacado 1.250 millones de dolares de los ahorros de sus contribuyentes que tenian bajo gestion de BlackRock. A su consejero delegado, Larry Fink, le consideran el culpable de que otras compañias asuman su tesis de invertir en criterios ESG para combatir el cambio climatico y acelerar la transicion energetica. Gran parte de esas fugas han ido a parar a Bank of New York Mellon, y a gestoras como Federated Hermes o Xponance, segun informa Business Insider.
Ari Matusiak cree que la cruzada republicana contra los criterios ESG es su respuesta al “mayor desembolso inversor de la historia del pais en energias verdes” de la Administracion Biden.
Injerencias politicas en las finanzas estatales
“Hay presiones e injerencias desde la esfera politica en esta toma de decisiones”, asegura Janet Cowell, directora ejecutiva de la organizacion sin animo de lucro Dix Park Conservancy, pero señala que van a toparse con la resistencia civil. La Asociacion Nacional de los Tesoros Estatales (NAST, segun sus siglas en ingles), un lobby de habilitados federales que operan en los estados de la Union como altos funcionarios de sus areas de Economia y Finanzas, no ha mostrado una version oficial, aunque una investigacion de The New York Times desvela que una parte sustancial de ellos se declaran contrarios a que se produzcan estas fugas masivas de dinero de los contribuyentes de los fondos de inversion con criterios ESG. “No es, bajo ningun concepto, un woke“, explican, si bien su maximo responsable, Shaun Snyder, recuerda que la NAST es un organismo bipartidista que no entra en disputas ideologicas.
Tooze calcula que en la actualidad las inversiones ESG se han ralentizado hasta los 18 billones de dolares, montante que se aproxima al valor del PIB estadounidense, pero que la cruzada del republicanismo y de los ideologos neoliberales del mercado se sustenta en el alto potencial que se espera en el futuro a medio plazo y que “sera demasiado dramatico” para sus intereses.

En su opinion, en este tacticismo tambien se encuentra un elemento de falta de moral capitalista (moral hazard) que se ha instalado en el sistema de libre mercado a pesar de que en sus origenes la etica y las bolsas de capital estaban intimamente relacionadas. Asi lo reflejaban los libros de Adam Smith La Riqueza de las Naciones o La Mano Invisible, pero sobre todo en su Teoria de los Sentimientos Morales. Sin embargo, “en la actualidad, Max Weber diria que el capitalismo se ha arrojado a los brazos de una suerte de inspiracion teologica” que recuerda al radicalismo post-tradicional como el que emergio en los setenta. Una especie de “activismo en el que el modelo modernista de los criterios ESG no puede tener cabida”, como ya sucedio en los años noventa cuando los primeros movimientos de responsabilidad social corporativa fueron contrarrestados por grupos antiglobalizacion y que, con posterioridad, desde 2006, arremeten contra estos principios de inversion responsable proclamados por Naciones Unidas y que estan en el sello de identidad de los fondos ESG.
Ahora, enfatiza Tooze, tratan de aprovecharse del posible epitafio a la globalizacion, el giro que, presumiblemente, se saldara con una fragmentacion en bloques comerciales. Pero, al margen de como avance esta nueva guerra fria, capitaneada por EEUU y China, entre las diez mayores compañias contaminantes estan las supermajors occidentales (desde Exxon, a BP o Shell, entre otras) sobre las que se han concentrado las protestas climaticas globales. Firmas estatales como la saudi Aramco, la rusa Gazprom, la nacional irani del crudo, la india del carbon, y la mexicana Pemex, completan la nomina de grandes emisoras de CO2 y que, en su conjunto, son los responsables del 33% de los gases de efecto invernadero desde los ochenta.
La teoria de Tooze admite la alta diversificacion de la industria financiera americana con grandes diferencias entre la costa del Pacifico y la del Atlantico, entre California y Nueva York. Si bien les une una parte del doctrinario republicano, ese recetario que vincula el liderazgo empresarial a las rebajas fiscales y los procesos de desregulacion y que pretende alinear el exito empresarial con su politica economica. Y los criterios ESG “estan dentro del campo democrata”. El academico Adam Tooze considera que “el capitalismo se ha arrojado a los brazos de una suerte de inspiracion teologica” que recuerda al radicalismo de los setenta.

