Las mil vidas de Pere Portabella, el hombre que fue cineasta, senador, trajo a Tarradellas y expuso en el MoMA : Entretenimiento de España
Pere Portabella cumplio el pasado 11 de febrero 97 años. Miembro del movimiento cinematografico conocido como la Escuela de Barcelona, compañero de viaje de la ‘gauche divine’, cineasta experimental y combativo, fundador de Films 59 y cofundador de la editorial Empuries y de la Asamblea de Catalunya, productor de ‘Viridiana’ de Luis Buñuel, senador en España (1977-1979) y diputado en el Parlament de Catalunya (1980-1984), amigo personal de Carles Santos, Joan Brossa y Antoni Tàpies, uno de los artifices del retorno de Josep Tarradellas a Catalunya, artista que ha reflexionado como pocos sobre los flujos y reflujos del cine y el arte moderno, condecorado con la Creu de Sant Jordi, Doctor Honoris Causa por la Universidad Autònoma de Barcelona y la Universitat de Girona, artista residente en el Palau de la Musica, agitador politico y social con sus celebrados ‘suquets’ en su casa de Llofriu, homenajeado en el Centro Pompidou de Paris, el MoMa de Nueva York o el MACBA de Barcelona…
Portabella con Brossa y Tàpies en el rodaje de ‘No compteu amb els dits’. / EPC
El fascinante trazo biografico de Portabella llenaria todo el espacio de este texto, que debe ser el de una celebracion, pues ‘Impugnar las normas’, libro editado en catalan y castellano por Galaxia Gutenberg, reune sus muchos textos sobre arte, cine y politica. La iniciativa de este volumen, con edicion a cargo de Esteve Riambau, parte del propio cineasta y politico. No queria unas memorias. No deseaba una biografia. “Quiero la edicion de mis textos”, le dijo a Riambau, tal y como este recordo en la presentacion del libro celebrada el martes en la Casa del Llibre de Barcelona. “Todo son escritos de el, prologos, conferencias, textos para catalogos y de presentaciones de peliculas”, comento Riambau. “Y queria sobre todo que estuvieran tambien sus discursos como senador”.

Pere Portabella y Avel·lí Artís-Gener en un acto del 11 de septiembre en Sant Boi, en 1981. / EPC
Planteado de forma nada cartesiana, nada cronologica, son textos a traves de los cuales Portabella expresa su sentir artistico y social. Estan divididos en tres partes (franquismo, politica y a partir de 1989). Este es el año en el que dirigio “Pont de Varsòvia”, su primer largometraje desde que rodara en 1976 ‘Informe general’, uno de los filmes esenciales para entender la politica española antes y despues de la muerte de Franco. ‘Pont de Varsòvia’ supuso para casi todo el mundo un esperado retorno, menos para el: “Yo no vuelvo, no me he ido nunca del cine”, le dijo Portabella a Riambau. El cineasta estuvo muy encima del libro y de la seleccion de las fotografias incluidas. El prologo se lo hizo escribir tres veces. “Es su libro”, sentencia Riambau.

Pere Portabella y Ricardo Bofill en 1992. / EPC
Y en el encontramos articulos hechos en retrospectiva sobre el escandalo que supuso ‘Viridiana’ en su momento; la presentacion realizada en 2010 en la universidad de Düsseldorf de ‘El cochecito’ de Marco Ferreri –otra de las peliculas que produjo en pleno franquismo–; prologos de guiones de sus filmes; las derivas del realismo cinematografico y sus mutaciones; un homenaje a Antoni Tàpies –la vision de uno de sus cuadros de 1956 supuso para el un impacto emocional, sorprendente y perturbador, y recuerda las proyecciones de filmes de Murnau, Lang o Dreyer en formato de 8 mm que les hacia al volver de Paris–.

Portabella con Felipe Gonzalez y Ramon Tamames, entre otros, en 1976. / EPC
Tambien textos sobre la censura; dos cartas a Christopher Lee –con quien trabajo en dos de sus obras mas representativas, ‘Vampir Cuadecuc’ y ‘Umbracle’–; la declaracion de intenciones de su ‘Informe general’ –del que rodaria una segunda parte en 2015, ‘Informe general II-El nuevo rapto de Europa’–; una remembranza muy significativa sobre el retorno del presidente Tarradellas publicada en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA el 23 de octubre de 1992; analisis de las industrias culturales, las politicas alternativas y la sostenibilidad, y una serie de ensayos y discursos sobre la relacion entre iglesia y Estado, el estado de las autonomias, el referendum de la OTAN, el sistema penitenciario, la libertad de prensa, las televisiones autonomicas o la reforma universitaria.
Tan inabarcable como placentero, ‘Impugnar las normas’ acaba tomando la forma de un relato literario en el que Portabella se expresa tan bien como en sus peliculas y queda perfectamente claro su ideario desde los tiempos oscuros de la dictadura hasta los desastres de nuestro tiempo.
En la presentacion, el poeta Vicenç Altaio dijo que esto era un testamento, no un libro de memoria sino de presente, sumo el nombre de Portabella a la causa de los muchos impugnadores catalanes –y cito a Gaudi, Verdaguer, Foix, Miro, Tapies, Brossa– y lo definio como “el artista conceptual que formaba parte del grupo de Boccaccio, un lugar en el que nunca pusieron los pies sus amigos de Dau al Set”, lo que es una buena definicion del caracter panoramico de su singladura. Otro de sus amigos, Josep Ramoneda, cerro la presentacion asegurando que Portabella siempre fue “un apasionado de lo que estaba pasando”. Se referia a los primeros años 70, pero podriamos extenderlo hasta el momento presente.

