El primer duelo de la semifinal de la Liga ACB: El Madrid castiga a un gris Barça : Deportes de España
Al inicio, fue Campazzo; luego, Tavares. Pero quien rompio el partido de verdad fue Sergio Llull, quien firmo una exhibicion prodigiosa en el ultimo cuarto para abatir a un irregular Barça, dandole asi el primer triunfo de la serie semifinal de la Liga ACB con un aplastante 97-78. Se derritio el equipo azulgrana al final en una actuacion que levanta muchas dudas.
No tuvo Grimau, el tecnico azulgrana, llave alguna que cerrara la fruteria de Madrid, de la que salian las ‘mandarinas’ con tal ejercicio de precision que se convirtieron en letales. No solo en el marcador –cuatro lanzo, cuatro consecutivas anoto en los ultimos 10 minutos- sino en el alma cule, que entro en una depresion deportiva.
El primer cuarto volo. Duro 10 minutos, pero, en realidad, fue todo tan rapido que antes de llegar al final tuvo que intervenir Roger Grimau para detener el ritmo endiablado que habia impuesto el Madrid. Endiablado y eficaz (17-9), sostenido por el acierto de Tavares, dueño del juego interior, y las penetraciones de Campazzo.
Entre ellos habian anotado 15 de esos 17 puntos que abrieron un boquete en los minutos iniciales del partido. De ahi, el tiempo muerto del tecnico azulgrana, obligado e imprescindible para reajustar su defensa, al tiempo que necesitaba de encontrar la fiabilidad perdida en Satoransky, quien anoto el primer triple azulgrana tras los siete primeros intentos.
Jan Vesely se lamenta de una jugada en el primer partido de la semifinal de la Liga ACB entre Madrid y Barça. / Afp
Puestos a fallar hasta fallaba el Barcelona los tiros libres, sintoma de su angustia ofensiva, retrato de su incomodidad. El Madrid vivia feliz porque su juego, rapido y desinhibido, obtenia la recompensa que buscaba. Terminado el primer episodio, miro al marcador con alegria: 24-14, maxima diferencia.
El agujero interior
El problema estaba dentro. Detectado ese agujero, Grimau intento detener la hemorragia, elevando el tono defensivo en el inicio del segundo cuarto. Querian los azulgranas aprovechar, ademas, el castigo fisico y, por supuesto, animico con el que se presentaba el Madrid, perdida la Euroliga este pasado fin de semana. Ricky Rubio, entretanto, encontraba rendijas para conectar con Óscar da Silva, quien tuvo impacto inmediato en la serie anotando seis puntos, rasgando a una desorientada defensa blanca.

Ricky Rubio y Facundo Campazzo en una jugada del primer partido de la semifinal de la Liga ACB entre Madrid y Barça. / Afp
Unido, ademas, a que Grimau logro que sus jugadores estuvieran mas atentos al rebote de tal manera que fue Chus Mateo quien ordeno, con un tiempo muerto, parar el partido. Se le habia descontrolado tras el soberbio parcial del Barça (10-2) igualo la noche en apenas cinco minutos enmendando el gris primer cuarto. La creatividad de Ricky, la omnipresencia de Da Silva, aquel triple de Brizuela, aunque luego se precipitara…
La formula Tavares+Campazzo
Ya no habia dudas, el encuentro parecia estar, ahora si, totalmente equilibrado. Aunque el Madrid, con su formula tradicional (Tavares+Campazzo, 23 puntos de los primeros 44, el 52%), sobrevivio en el segundo episodio, pese a la aparicion de Parker, que fue un alivio para Grimau, condenado, todo hay que decirlo, por un pobre tiro exterior. Llegado al descanso ese cruel 2 de 12 en tiros de tres ilustraba ese drama azulgrana. No tenia acierto.
Al Madrid, como se vio en la canasta final del segundo cuarto, le entraba todo. Si no que se lo pregunten a Yabusele, lo que frustraba al Barcelona, quien no entendia lo que habia ocurrido. Mejoro, pero en el descanso estaba casi igual que al concluir el primer acto.
El arranque del tercer capitulo resulto todavia mas doloroso para el Barça, amodorrado y aturdido, ni siquiera despertado por el urgente tiempo muerto de Grimau, quien luego vio una falta tecnica. El Madrid fracturo el partido con un elocuente parcial de 11-2, abriendo la diferencia hasta el abismo con 17 puntos, al tiempo que los azulgranas seguian fallando triple tras triple.

Chus Mateo, el tecnico del Madrid, da instrucciones a sus jugadores en el primer duelo de la semifinal de la Liga ACB ante el Barça. / Sergio Perez / Efe
Lo peor, sin embargo, todavia estaba por llegar para el Barça porque el Madrid habia anotado 18 puntos en apenas cuatro minutos, enervando a Grimau, desquiciando a Laprovittola, que tambien fue castigado con una falta tecnica, mientras la diferencia oscilaba entre los 23 (maxima) y 20.
Estaban los azulgranas al borde de la condena definitiva cuando ‘Lapro’ decidio rebelarse ante la magnitud de la tragedia que se avistaba en la capital. Enganchados a su personalidad aparecieron jugadores como Joel Parra para no levantar la bandera blanca antes de tiempo. Mateo, al comprobar que la ventaja habia descendido en 10 puntos (de 23 a 13), reunio a su equipo en un tiempo muerto. Ricky no quiso ser menos y se unio a su amigo argentino para sostener al Barça.

Roger Grimau, entrenador del Barça, protesta a los arbitros en el primer partido de la serie semifinal de la Liga ACB contra el Madrid. / Afp
Se marcho Campazzo a descansar un poco tras un partido monumental y al Barça le cambio el rostro, aunque seguia igual de erratico desde la linea de tiro libre. Aun asi, entro el equipo de Grimau en el tiempo de la decision –el ultimo cuarto- con esperanzas porque redujo el caos (-23) a un accesible -10. No era facil sostenerse de pie en medio de esa tormenta que sufrio en el WiZink Center madrileño.
Las ‘mandarinas’ de Llull
Pero resistio el Barça, entrando en el escenario que parecia una utopia en el tercer cuarto hasta que el surtido de ‘mandarinas’ de Sergio Llull quebro esa reaccion. Y no fue la primera sino que encadeno dos consecutivas despejando el panorama para el Madrid. Faltaba, sin embargo, la tercera. Jugaba el solo porque la fruteria estaba abierta. Tres de tres en tiros de tres, nueve puntos de nueve y Grimau pidiendo tiempo muerto.

Sergio Llull, en una jugada del Madrid-Barça correspondiente al primer partido de la semifinal de la Liga ACB. / Afp
Pausa esteril porque Llull estaba endiosado. Cuarta mandarina, cuarto acierto. Fallo la quinta, pero eso era lo de menos porque el daño ya estaba hecho para el Barça, que se habia colocado a ocho puntos. Hasta que el menorquin fue a la estanteria de su talento para lanzar mandarinas como si estuviera jugando en el jardin de su casa.
