«Hay pueblos en los que todavia quedan mas muertos fuera del cementerio que dentro» – Pitirre
Todo empezo en la provincia de Leon. En el kilometro 8 de la carretera comarcal Ponferrada-Ourense. Bajo un viejo nogal que anuncia la entrada a Priaranza del Bierzo. Alli, fueron arrojados a una fosa los cuerpos de trece hombres. Trece hombres fusilados por su adscripcion al regimen republicano. Por su defensa de los valores democraticos. Ocurrio la noche del 16 de agosto de 1936, a un mes escaso de que el golpe de Estado militar encabezado por el general Francisco Franco recorriera España de norte a sur. Trece hombres que permanecieron alli sepultados 40 años de dictadura. Y lo que es peor: 25 de democracia. Sin que se investigara su paradero. Sin que sus familias pudieran darles una sepultura digna. O tener la seguridad siquiera de que les habia ocurrido. Viviendo con miedo. Bajo la amenaza constante del olvido.
Uno de estos hombres se llamaba Emilio Silva Faba. Militante de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña, y propietario de un pequeño almacen: La Preferida. El 15 de agosto, Emilio fue arrestado por las fuerzas sublevadas y conducido a los calabozos. No sobreviviria a esa noche. Tampoco volveria a ver a su familia. Ni a su mujer, Modesta, ni a ninguno de sus seis hijos. Desde entonces, su nombre y su historia parecian perdidos. Silenciados bajo el peso de la amnesia institucional que sanciono en toda España la Ley de Amnistia de 1977. El instrumento de la «reconciliacion nacional» y de la «superacion del pasado», se repetia incansablemente durante los años de la Transicion. El instrumento de la impunidad, matizan sin miramientos las asociaciones memorialistas.
Ivan Aparicio, Recuerdo y Dignidad: «La exhumacion de Priaraza marco el punto de partida del movimiento memorialista moderno»
Este martes se cumplen 25 años de una fecha que lo cambiaria todo. El 21 de octubre del año 2000, un nieto y un hijo de Emilio sacaban a la luz, por fin, los primeros restos de esa memoria enterrada. Inaugurando el camino de la reparacion para las decenas de miles de desaparecidos de la dictadura. Y para sus familias. Hijos, sobrinos y nietos. Ese dia empezaban los trabajos de exhumacion de la fosa de los Trece de Priaranza. Unas labores de excavacion e identificacion en las que se implicaron familiares, arqueologos, forenses y miembros del ayuntamiento berciano. Convirtiendose en la primera exhumacion cientifica de republicanos asesinados por la dictadura. Porque no solo se recuperaron los trece cuerpos. Nueve de ellos llegaron a identificarse por medio de pruebas de ADN. Y pudieron, casi 70 años despues de su asesinato, descansar en paz. Al abrigo de sus familias.
La exhumacion de Priaranza abrio la caja de Pandora. «No fue la primera como tal. Se realizaron algunas exhumaciones clandestinas ya durante la Guerra Civil y, sobre todo, despues de la Transicion, a partir de los años 80», explica en conversacion con Publico Ivan Aparicio, presidente de Recuerdo y Dignidad de Soria. Pero no con los mismos medios tecnicos. Con una simple azada, un pico y una pala. «Por eso, la repercusion de lo que se hizo en Priaranza fue inmensa. Muchas familias constataron, por primera vez, la posibilidad de identificar esos cuerpos. De rescatar la memoria de todos esos familiares desaparecidos durante decadas«, continua.
Ávila, Burgos, Granada, Cadiz o Albacete. La exhumacion de los Trece de Priaranza comenzo a reproducirse en diferentes puntos de España. «Supuso un poco el punto de partida del movimiento memorialista moderno», señala Aparicio. Asi como el nacimiento de la conocida Asociacion para la Recuperacion de la Memoria Historica (ARMH), presidida por el nieto y tocayo de ese primer identificado, Emilio Silva. Una asociacion en torno a la que se aglutinan, hasta el dia de hoy, las familias de muchos de los todavia mas de 100.000 desaparecidos a manos de la dictadura.
Herederos de un trauma
Del asesinato de Priaranza hace ya 90 años. Una vida. De su exhumacion, 25. Un cuarto de siglo. Mirando hacia atras, asociaciones y familiares coinciden: hemos avanzado, pero no tanto como deberiamos. «En nuestras cunetas, debajo de nuestros huertos y en sitios de toda España, siguen los cuerpos de miles de personas que un dia fueron arrancadas salvajemente de sus casas y de sus familias«, apunta el propio Silva. «Yo he tenido la suerte, entre comillas, de conseguir el dato para localizar el lugar donde estaba mi abuelo, pero hay muchisima gente que sigue sin saber nada», denuncia el presidente de la ARMH. O que intuye donde pueden encontrarse sus familiares, pero no dispone del apoyo y de los recursos para hacer algo al respecto. «Es intolerable que esto ocurra en una democracia».
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Toca ofrecer soluciones. Empezando por un marco normativo mas ambicioso, a la altura de las circunstancias. Cuando se cumplen tres años de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democratica del año 2022. «Algunas cosas se estan haciendo bien», concede Aparicio. El reconocimiento de muchas victimas y de lugares de memoria democratica; la retirada y resignificacion de importantes simbolos de la dictadura, como el Valle de los Caidos; o el impulso en formas de subvenciones de las tareas de exhumacion, enumera el activista.
Eso si, se hacen despacio y a medias. «El tema de las exhumaciones es un caso evidente. El dinero que nos llega es algo mayor si, pero insuficiente para financiar la excavacion del enorme numero de fosas -mas de 6.000- que hay repartidas por España. Y sobre todo lo que viene despues: la identificacion genetica de todas y cada una de las victimas», desarrolla el presidente de Recuerdo y Dignidad. ¿El resultado? Las asociaciones compiten entre si para obtener financiacion. Obligadas a elegir, al mismo tiempo, en que proyectos se comprometen y cuales siguen posponiendo. «No hay victimas de primera y de segunda. Deberiamos poder atender a todas por igual». Y hasta el final. Porque no se trata solo de averiguar sus nombres. «Trabajamos para saber quienes eran y que les ocurrio», asegura el activista soriano. Para, una vez localizadas sus familias, poder ofrecerles una historia. Saldando con ellas una deuda historica.
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Para Aparicio, ese es otro de los problemas: se delega demasiada responsabilidad en las asociaciones. «El Estado deberia encargarse en primera persona de las tareas de exhumacion. No limitarse a conceder recursos para que las desarrollen terceros», critica el activista soriano. «Se podrian crear, por ejemplo, una serie de equipos arqueologicos dentro de la UME que colaboraran en la apertura de fosas. Este modelo no es nuevo. Se ha implementado ya en paises como Bosnia», asegura el presidente de Recuerdo y Dignidad. Con buenos resultados: mayor eficacia y rapidez.

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Ahi esta la principal amenaza: el paso del tiempo. «El duelo de las desapariciones de la dictadura es una herida que se ha heredado de generacion en generacion. Y que sigue abierta», cuenta a Publico Tina Merino, presidenta de la Asociacion de Memoria Historica de Baix Llobregat, en la provincia de Barcelona, y de la Asociacion de Familiares del Memorial de Villanueva de la Serena (AFAMEVVA), en Badajoz. Aun asi, advierte la tambien historiadora, cada vez quedan menos personas que presenciaran aquella epoca. Que puedan recordar la localizacion de las fosas o los nombres de los desaparecidos de cada localidad. «Se esta empezando a morir ya la generacion de los nietos, con miles de desaparecidos todavia a nuestras espaldas», insiste Merino. «O nos ponemos las pilas, o muy pronto la mayoria de identificaciones geneticas van resultar directamente imposibles», se lamenta la activista.
De los 8.900 cuerpos recuperados en el primer Plan Cuatrienal impulsado por Memoria, solo se han identificado 70.
De ahi la reivindicacion central de las asociaciones: el prometido banco de ADN. Un proyecto que el Ministerio de Memoria Democratica tiene pendiente desde que adquiriera el software Bonaparte para desarrollarlo en septiembre de 2023. «Hay otras cosas que se pueden ir haciendo, pero el banco de muestras de familiares habria que concretarlo ya. Cuanto mas esperemos, menos muestras vamos a poder recoger y menos desaparecidos vamos a ser capaces de identificar», subraya Merino. Un banco que, para el presidente de la asociacion memorialista soriana, no solo debe actuar como reservorio de esas muestras: «Que realice ademas las comparaciones y pruebas geneticas pertinentes, en colaboracion con el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses». Porque si, el ultimo Plan Cuatrienal de Exhumaciones impulsado por el ministerio se ha saldado con 300 actuaciones y la extraccion de unos 8.900 desaparecidos. Pero con solo 70 identificados.
Los frentes de la lucha por la memoria no terminan ahi. La educacion es otra de nuestras grandes carencias. «Deberia incluirse la historia contemporanea de España en el curriculo de los colegios como una asignatura especifica. No como el capitulo final del temario», critica Merino. Un vacio que llenan desde hace años las escuelas de memoria, talleres impulsados por las propias asociaciones memorialistas. Con la colaboracion de historiadores, investigadores y testigos de la epoca. Una ultima peticion: la creacion de una oficina de atencion a las victimas de la dictadura. «Cincuenta años de democracia y las victimas y sus familiares siguen sin recibir el cuidado y la atencion que merecerian del Estado», denuncia Silva. «Con una verdad recortada, sin justicia y sin reparacion, las garantias de no repeticion, que son el fundamento de la memoria historica y de la construccion de la democracia, estan inevitablemente en peligro».
