Asi era Tatjana Patitz, la supermodelo que ha muerto y deja de luto al mundo de la moda : Entretenimiento de España
La que fuera uno de los rostros mas enigmaticos y poderosos de toda esa hornada de top models de los años 90 fallecia esta misma semana a los 56 años de edad en Santa Barbara, California, como informaba la susodicha revista y que confirmaba su representante, y aunque en un principio no trascendieron las causas de su fallecimiento, finalmente ha salido a la luz publica que padecia un cancer de mama metastasico.
De hecho, no solo era vegetariana sino que se nego toda su vida, por principios, a llevar pieles. Tambien fue una de las primeras modelos en hablar de otro tipo de cuerpos y de la importancia de la salud mental, sobre todo para las nuevas generaciones, y de preferir el beatus ille de su rancho californiano al bullicio de las grandes urbes.
Pero en 1988 su vida cambio. “Admiro a Tatjana porque jamas deja de ser ella misma. Es muy dulce, pero al mismo tiempo fuerte. Sabe como sacar pecho y defender aquello en lo que cree, y eso la enriquece como persona. Es imposible y no terminar enamorandote un poco de ella”. Asi la describio el fotografo -junto a Herb Ritts y Patrick Demarchellier- que mas partido saco de Patitz, Peter Lindbergh.
Tambien Lindbergh fue el responsable de la mitica portada de Vogue en la que aparecia junto a las propias Turlington y Evangelista, ademas de a Naomi Campbell y Cindy Crawford, y que fue considerado el de las “cinco grandes”, entre otras cosas porque reinarian en la decada de los 90, y porque al verlas quedo prendado el cantante George Michael, quien consiguio que todas ellas apareciesen en su el videoclip de su exito Freedom!.
Tras haber trabajado para firmas de prestigio como Chanel, Donna Karan o Vivienne Westwood, la ultima vez que desfilo por una pasarela fue para la marca Etro durante la Semana de la Moda de Milan en de 2019.
Sobre como cambio su vida en 1988 declaro: “La gente siempre me decia que yo era especial, que no me parecia a nadie, y que iba a triunfar por eso”. Y llevaban razon, si bien no contaban con la otra parte de la frase: “Nunca vendi mi alma”.