Villarejo fue recompensado y condecorado tras las torturas por las que le denuncia un militante antifranquista : Entretenimiento de España
En el verano de 1975, el dictador Franco agonizaba pero el regimen daba señales de fortaleza aumentando la represion. Mano dura, endurecimiento de la ley antiterrorista y cargas policiales para reprimir las manifestaciones ilegales. En la Direccion General de Seguridad (DGS), en lo que hoy es la sede de la Comunidad de Madrid, tenian mucho trabajo. Los agentes recien llegados a la Brigada Regional de Investigacion Social aprendian con mucha rapidez de los veteranos el unico metodo de investigacion que tenia la policia politica: las torturas.
Entre los mas veteranos, Antonio Gonzalez Pacheco, ‘Billy el Niño’, conocido por su violencia hacia los detenidos. Y entre los alevines, Jose Manuel Villarejo, el aleman, como le llamaban los militantes antifranquistas por ser rubio y de tez sonrosada. Hoy se le conoce por los presuntos delitos que cometio para enriquecerse a traves de las ‘cloacas del Estado’, pero en 1975, con 24 años, Villarejo era uno mas entre los temibles agentes de la BIC (Brigada Central de Informacion Social), dirigida por el siniestro comisario Roberto Conesa, uno de los maestros de los policias torturadores del franquismo.
Precisamente, en el expediente de Conesa, al que ha podido acceder Publico, constan los premios, las felicitaciones y condecoraciones de aquella primera epoca como policia de Villarejo, que ingreso en la Academia en 1972. Segun esos documentos internos policiales, en el verano de 1975 era ya subinspector y por su participacion en la operacion de desarticulacion del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, el FRAP, una organizacion de lucha antifranquista, le dieron una recompensa de 25.000 pesetas en metalico y recibio una felicitacion publica. La Direccion General de Seguridad le propuso para la cruz al merito policial con distintivo blanco.
Junto con Villarejo, otros 36 inspectores y subinspectores, cuatro secretarias y 10 policias armados (los llamados grises) recibieron su recompensa por aquella operacion contra el FRAP desarrollada en julio y agosto de 1975 y que llevo al paredon de fusilamiento a Jose Humberto Baena, Jose Luis Sanchez-Bravo y Ramon Garcia Sanz el 27 de septiembre de 1975.
Un verano para olvidar
Julio Pacheco Yepes (Madrid, 1955) tenia cuatro años menos que Villarejo en el verano de 1975. “Enseguida le pusimos nombre al aleman, en cuanto comenzo a hablarse de sus escandalos y de sus grabaciones. Resulta que era el famoso comisario Villarejo”, dice Pacheco a Publico. Hace unos dias ha interpuesto en los Juzgados de Plaza de Castilla, en Madrid, una querella contra cuatro agentes de la BIC, entre ellos Villarejo, por crimenes de lesa humanidad en concurso real con delito de torturas. “He esperado a que saliera adelante la nueva ley de memoria democratica; podria haber una oportunidad de investigarse todo esto, aunque no soy muy optimista”, confiesa.
Han pasado casi 48 años desde que Julio fue detenido, el 24 de agosto de 1975 a las 11 de la noche, y conducido a la Direccion General de Seguridad (DGS), donde durante siete dias le molieron a palos, segun su denuncia, esos cuatro policias y alguno mas que no ha podido identificar. Por entonces estudiaba Biologicas en la Universidad Complutense y estaba afiliado a la Federacion Universitaria Democratica Española (FUDE), que formaba parte del FRAP. Hacia poco que se habia afiliado al Partido Comunista Español Marxista Leninista y su tarea era repartir propaganda, poner carteles y hacer murales sobre la situacion politica. Tenia 19 años y una compañera que compartia sus inquietudes para traer la democracia a España.
“Nosotros, al militar en el FUDE o el FRAP, ya sabiamos a lo que nos arriesgabamos. La Policia te podia meter un tiro, hacerte desaparecer o molerte a palos”, dice Julio. En su memoria entonces y ahora, Cipriano Martos, encofrador de Reus (Tarragona) de 23 años, miembro del FRAP, que fue detenido, torturado y murio por la ingesta de acido sulfurico y gasolina en dependencias policiales.
Torturas a su compañera para doblegarle
Nada mas llegar a la DGS, “vivi momentos de terror, pero me mentalice de que tenia que aguantar, no hablar, no delatar a nadie, que la cadena de detenciones se parara en mi”, recuerda. Para hacerle hablar y que confesara que el era el “jefe de un comando”, a Julio le llevaron a donde estaban torturando a su compañera, para que se quebrara. “La vi, tan pequeñita, de rodillas, mientras un policia gigantesco le daba golpes con la porra en las plantas de los pies”.
Aquello le dio mas fuerza, reconoce. “Hay que aguantar, ser mas fuertes que ellos, no gritar, no quejarme delante de ellos”. Durante los tres primeros dias permanecio en el piso de arriba de la DGS, en los despachos, esposado a un radiador. “No tengo nocion de haber comido, ni bebido nada durante ese tiempo”, dice.
La ‘rueda’ y golpes en los pies
Despues le bajaron a los calabozos y le hicieron la ficha, y comenzo el periplo de verdad. “Estas en sus manos, pueden hacer lo que quieran contigo. Me daban golpes en las plantas de los pies, que es muy doloroso. Los tuve hinchados despues casi un mes. Y me hacian la rueda, que es una tecnica en la que el detenido gira como una peonza en el suelo y, uno a uno, los policias, en circulo, le van dando golpes: uno te da una patada, otro con la porra, etc. Uno de los de las ruedas era Villarejo —indica Julio Pacheco—. Él no me llego a interrogar, era un policia mayor que no he podido identificar”.
Pasados los siete dias, llego una comitiva militar y le leyo los cargos en su contra: terrorismo. Le trasladaron a la carcel de Carabanchel, donde permanecio tres meses, hasta que el Tribunal de Orden Publico (TOP) le puso en libertad con otros cargos mas laxos, asociacion ilicita y propaganda ilegal, y una fianza de 30.000 pesetas. Nunca se llego a celebrar el juicio contra Julio Pacheco.
Una denuncia por malos tratos archivada
Uno de los 36 detenidos durante la operacion contra el FRAP aquel verano denuncio malos tratos recibidos en la DGS; entonces, en el contexto de la dictadura, esto era una falta y no un delito ni mucho menos un crimen de lesa humanidad. Publico ha podido localizar de esa denuncia en el expediente de Conesa, contra quien iba dirigida ademas de otros funcionarios policiales: Carlos Dominguez, Álvaro Valdemoro de Lara y Pedro Polo Garcia. La denuncia era por los mismos hechos denunciados ahora por Julio Pacheco Yepes, aunque contra otros agentes —el unico que coincide es Valdemoro de Lara—.
“En mi caso fueron cinco a seis policias los que me torturaron. He podido identificar a algunos gracias a la denuncia que este compañero puso en su dia y que se archivo. Y tambien gracias al libro La secreta de Franco, de Pablo Alcantara, donde expone muchisimos nombres de los policias politicos”, cuenta Pacheco. En su caso, los denunciados son ademas de Villarejo y Álvaro Valdemoro de Lara, Jose Maria Gonzalez Reglero y Jose Luis Montero Muñoz.
Respecto a la recompensa que recibieron los agentes que le torturaron, Julio Pacheco asegura que le da “asco”. “Mi padre, que trabajaba en una fabrica, cobraba 8.000 pesetas al mes en 1975. Imagina lo que suponian las 25.000 pesetas que se llevo Villarejo. Esta gente eran mercenarios”. De hecho, en el expediente del comisario Conesa constan multitud de recompensas por operaciones policiales y medallas desde que en 1939 ingreso en la Brigada Politico Social, tras participar en varios juicios sumarisimos que llevaron a la muerte a los procesados por ser adeptos a la II Republica, hasta su jubilacion en 1979.