Elia Cortes, gran maestra de la bomba puertorriqueña, y su piquete inigualable : Entretenimiento de Puerto Rico
Fue casualidad. Ese dia falto a la escuela y, para su desdicha, se anunciaron los temas de un trabajo de investigacion que los alumnos tendrian que hacer para la clase. Al ausentarse, no pudo escoger el tema de su preferencia, por lo que su maestra se lo asigno. Ese, quizas, fue el momento en el que la vida misma le comenzo a develar a Elia Cortes lo que seria su destino.
“Yo queria plena porque mi familia era de Vieques y eso era como que mucho mas accesible para mi”, reflexiona. “Yo no sabia nada de bomba”.
A regañadientes, fue a hacer el trabajo que le toco, una asignacion sobre la bomba puertorriqueña. Pero el desden le duro muy poco. En el proceso, fue explorando los rincones del mundo oculto de sonidos, ritmos y bailes al que hoy dedica su vida. “Conoci a diferentes personas que fui a entrevistar y me encanto. Pero en ese momento, no era una carrera para hacer”.
Se fue a estudiar a la universidad. Y mientras perseguia una carrera en educacion, tambien se educaba sobre la bomba en las escuelas y grupos de algunos de sus mas importantes exponentes. “Y en la medida que estaba haciendo eso, seguia aprendiendo con los maestros que estaban en esos momentos, que resulta que eran los maestros que estaban trabajando la bomba desde hacia mucho tiempo. Norma Salazar, Ángel Luis Reyes, Marcos Ayala, pude ver a la familia Cepeda y conocer a don Rafael Cepeda, a Modesto Cepeda”.
Y asi, de las manos de los grandes, se convirtio en guardiana de uno de los tesoros culturales y folcloricos mas importantes de Puerto Rico. “Fui poco a poco pasando de un grupo a otro, pero no era al garete, aprendi, aprendi, aprendi…”
Y aunque dice que aun hoy sigue aprendiendo, por mas de 25 años Elia Cortes ha sido la gran maestra de bomba puertorriqueña.
Es sabado al mediodia y en el Taller Tamboricua se escucha el eco de tambores. Varios grupos de estudiantes de distintos niveles (niños, adolescentes y adultos) practican bailes y ritmos antiguos y modernos. Este año, el taller celebra el vigesimoquinto aniversario desde su fundacion.
Elia ha sido trabajadora de la cultura y bombera por cuatro decadas. Hoy, trae el pelo, pintado de un naranja rojizo, recogido en un moño y viste ropa deportiva mientras modera su clase para niños. Su escuela, que ha celebrado eventos en algunos de los mas grandes escenarios del pais, empezo a insistencia de colegas que notaron su potencial.
“Llame un dia a Modesto y le dije ‘mira, Modesto, yo tengo una niña y yo quisiera que le enseñaras, no tengo mucho tiempo de llevarla, pero yo la llevo’ y el me dice ‘pero muchacha, tu llevas ya tanto tiempo, ¿por que tu no les enseñas a ellos?’”, explica.
Cuenta que tuvo la bendicion de muchas personas clave en el mundo de la cultura y el folclor, entre ellos el propio Catalino “Tite” Curet Alonso. “Tite Curet fue el que me dijo ‘haz una escuela’. Y yo le decia, ‘¿pero como yo voy a hacer una escuela, si yo no soy ni familia de la gente de la bomba?’”, rememora.
A pesar de sus dudas, Elia Cortes monto su propio taller donde ha enseñado los mas de 21 ritmos de bomba, las diferencias entre regiones y entre piquetes, siempre aspirando a hacerlo de manera divertida y diferente.
Siempre ha habido retos. “Es un mundo bien machista en cuanto al folclor y a la percusion, aunque ahora digan que no. Fue bien dificil al principio. Una persona que fue bien franca conmigo fue el señor Jesus Cepeda y me dijo ‘tienes que tener el cuero bien duro, porque lo que te espera es duro y si, de verdad te gusta y tu quieres hacerlo, que bueno, pero no empieces para quitarte’. Nunca lo habia entendido hasta muchos años despues”, explica.
Tambien le han cerrado las puertas en algunos de los mas importantes escenarios. Pero a pesar de los retos, se ha mantenido firme en su mision. Siempre teniendo como norte que la bomba puertorriqueña es una parte crucial de la cultura puertorriqueña y algo que no debe ser tratado como un adorno. “No podemos avanzar si olvidamos de donde venimos. Podemos avanzar y evolucionar teniendo el conocimiento de quienes somos, quienes fuimos y hacia donde vamos a ir y alla podemos hacer la diferencia”.
“Cuando voy a los sitios nunca voy con miedo porque lo mas que me pueden decir es que no”, dice, con tono desafiante, y rie “y yo digo ‘eso ya me lo han dicho antes’”.
Su carcajada se mezcla con el ritmo del sica santurcino que retumba a traves de su taller.