Entre ‘La isla del tesoro’ y tu peor resaca, asi es la primera novela de Ottessa Moshfegh : Entretenimiento de España
Ottessa Moshfegh
Traductora: Inmaculada C. Perez Parra
Editorial: Alfaguara
Año de publicacion original: 2014
Mi año de descanso y relajacion llego a las librerias dos años antes de la pandemia, en esa especie de buena fortuna que a veces los libros tienen, anticipandose a los acontecimientos historicos. Mi año de descanso y relajacion estaba marcado por el cinismo de una marchante de arte que decide aparcar toda su vida para mecerse entre orfidales y demas farmacos en un hiato que muchos leyeron con un interes incrementado por la ultima hora del virus.
En McGlue, la primera novela de Ottessa Moshflegh, encontramos muchos de los rasgos que la han convertido en una autora de exito
En McGlue, la primera novela de Ottessa Moshflegh, encontramos muchos de los rasgos que la han convertido en una autora de exito. Una novela atipica, claustrofobica, en la que nos vemos irrevocablemente unidos a su narrador, tan memorable como odioso.
La editorial Alfaguara recupera este texto en nuestro pais con traduccion al castellano de Inmaculada C. Perez Parra. Un estreno que cuenta con su homologo en version catalana y que llega a las librerias de la mano de Angle Editorial, traducido por Alexandre Gombau i Arnau. La oportunidad de descubrir la obra que abrio la carrea literaria de una de las novelistas mas interesantes de la ultima decada.
Una Stevenson millenial
Una contusion y un homicidio. Estos son los dos ingredientes sobre los que la autora estadounidense de ascendencia croata-irani empieza a construir esta historia de epoca. Lejos del Pequod de Melville, el barco en el que viaja McGlue, su protagonista, tiene mas en comun con un crucero de todo-incluido, al menos en lo que al bebercio se refiere.
Su protagonista despierta encadenado a su catre y acusado de homicidio, encerrado en el apestoso camarote de camino a su Salem natal. Cuando la nube etilica se despeja, sus compañeros le informan: su amigo Johnson ha sido asesinado y el es el unico sospechoso.
“Queria beber y echarme a perder la cabeza, pero desde luego no se me habia ocurrido triunfar en la vida”
La trama de McGlue se desliza sobre acusaciones y los recuerdos del primer encuentro con su amigo, ahora muerto, con nuestro protagonista perdido, al borde de la hipotermia y borracho. Aquel cadaver fue el unico que se preocupo por un bienestar. Asistimos al egoismo iracundo de su personaje, capaz de acabar con la vida de la unica persona que se ha preocupado por su miserable existencia. La vuelta a casa se traducira en el regreso de la antitesis del hijo prodigo. El apestado y repudiado. Incapaz de pensar mas alla de su propia cogorza.
Una vida deslavazada y recortada entre los cortos lapsos de memoria que nos vienen dados a cada capitulo como fogonazos entre las brumas del alcohol. Viajamos con los pasos de McGlue, inciertos, en eses cada vez mas pronunciadas que hacen peligrar nuestro propio equilibrio. Los Estados Unidos de mediados del siglo XIX se nos presentan a traves de una historia real, publicada en los diarios de Nueva Inglaterra en 1850.
El mundo se desordena en una orgia de sensaciones que se amontonan como la mercancia en la bodega. Un ejercicio de literatura que reluce en su cinismo brillante, el mismo que confiesa su antiheroe: “Queria beber y echarme a perder la cabeza, pero desde luego no se me habia ocurrido triunfar en la vida. No era nada que hubiese pretendido saber como hacer”.
Extraña y retorcida
Los personajes de Moshfegh se echan la vida sobre sus espaldas con alarmante despreocupacion. Son incapaces de reconocer la bondad, mas alla del trago ajeno al que alguien convida en los momentos de sed y estrecheces. En el marco de un pueblo, celebre por ‘ajusticiar’ y asesinar a miles de mujeres por brujeria, McGlue se enfrentara a un sistema penal incapaz de operar sobre quien solo desea dejarse llevar, quizas hacia un puerto lejano como en el que yace el cadaver del que fue su unico amigo.
Su autora paso mas de ocho años en Alcoholicos Anonimos. Un periplo presente en muchos de sus personajes, a menudo inmersos el consumo y abuso de sustancias. Moshfegh ajusta la mirada entre la neblina alcoholica de su protagonista. Sin glorificar sus vicios, pero sin desmerecer las virtudes que arroja una vision desarraigada.
Sus personajes se suelen situar al borde del abismo. En un lugar al que el humor llega jadeante y a trompicones, pero llega, no sin antes preguntarnos si somos igual de despreciables que aquellos sobre los que leemos. Moshfegh consigue situarnos en un lugar donde sentir comprension no es complicado, aunque nos deje un poso amargo.