Comenzo el juicio por el crimen de la militante Yolanda Ponti en 1976 : Noticias de Argentina
Por: Mariangeles Guerrero/ Especial para El Ciudadano
Es miercoles 1° de diciembre de 1976. Son las cinco de la tarde. Yolanda Ponti, estudiante de la Escuela de Servicio Social de Santa Fe y militante de la Juventud Universitaria Peronista, toma un colectivo en el barrio Barranquitas, al oeste de la capital provincial. Sube a la linea 3 con direccion al centro. Al llegar a la esquina de Lisandro de la Torre y 25 de Mayo, nota que unos autos la vienen siguiendo. Decide bajarse del transporte publico. Intenta correr, pero es alcanzada por dos balazos. Su cuerpo de 18 años queda tendido en la vereda. El colectivero, tambien herido, se baja del micro y yace en la puerta de una casa, esperando en vano asistencia medica. Un hombre que estaba en la parada tambien es victima de la balacera.
Los disparos provienen de dos autos sin identificacion que cercan el colectivo. Quienes gatillan van vestidos de civil. Mas tarde, por registros oficiales, se sabe: es un operativo militar, a cargo del capitan del Ejercito, Alberto Jose Jaime. Otro represor que participo de los hechos, Oscar Alberto Cabezas, fue el cuarto muerto que se conto aquel dia.
Casi cincuenta años despues, se dan cita en la puerta del Tribunal Oral Federal N° 1 de Santa Fe, el Foro contra la Impunidad y por la Justicia y el Espacio de Memoria de la ciudad de Rafaela, donde nacio Yolanda. Los organismos cuelgan las banderas frente al tribunal y esperan, entre familiares y amigas de “Yoli”, el inicio del juicio de lesa humanidad que juzgara a Jaime por homicidio doblemente calificado por ser cometido con alevosia y con el concurso premeditado de mas de dos personas en perjuicio de la joven militante.
Luis Larpin, del Foro, advierte: “Nunca un juicio es un juicio mas”. Pero señala algunas caracteristicas salientes de este caso. En primer lugar, que la masacre se produjo en una de las esquinas mas transitadas de la ciudad. En segundo, que el jefe de ese operativo, entonces capitan del Ejercito, continuo su carrera militar y se retiro como teniente coronel. El ex militar estuvo profugo entre 2015 y 2019, cuando fue detenido en Capital Federal por presentar el DNI de su hermano. Al encontrarlo y detenerlo, se retomo el proceso judicial.
En 1976, Jaime era jefe de una columna del Destacamento de Inteligencia Militar 122. Larpin explica: “En Santa Fe fueron condenados muchos policias. Eran los mas visibles, ya que aparecian en los registros. Los militares, que decidian que se hacia con quien, quedaban casi siempre en el anonimato. Pero en este caso, al morir tambien un militar, tuvieron que hacer un registro del operativo en el que quedo escrito el nombre de Jaime y de otros que tambien participaron pero ya murieron”.
La investigacion por el crimen de Yolanda comenzo a raiz de la causa “Elias, Nilda y otros” (05/2009), en la que se analizaron hechos con 22 victimas de las fuerzas represivas durante la ultima dictadura. Asi, a medida que se fueron estableciendo las imputaciones, las caratulas cambiaban por los nombres de los imputados.
En la causa “Jaime”, la querella es llevada adelante por la agrupacion H.I.J.O.S., con el patrocinio de la abogada Lucia Tejera. El tribunal esta conformado por los jueces Luciano Lauria (presidente), Jose Maria Escobar Cello y Elena Dilario (vocales). El fiscal es Martin Suarez Faisal. El 24 de agosto se conocera la sentencia.
En la primera audiencia, testificaron Jaime y los hermanos de “Yoli”: Mercedes, Ibe y Jose. Tambien lo hicieron quien fue su pareja, Reinaldo Benitez; su compañera de militancia, Ana Testa y su amiga Analia Merli.
Yolanda Ponti: una vida para la militancia y el servicio social
“Era muy sensible, muy mimada y muy querida por todos nosotros”. Asi recuerda a Yolanda su hermana, Mercedes Ponti, en dialogo con El Ciudadano. Cuenta que era la menor de cuatro hermanos y “muy pegada a su familia”. En las palabras emerge el recuerdo y casi cinco decadas buscando memoria, verdad y justicia. “En el colegio era muy querida por sus compañeras, siempre le gustaba colaborar, ayudar. Iba a los barrios y ayudaba a los chicos y adultos a aprender a leer y a escribir. Hablaba con la gente sobre como tratar de mejorar el futuro del pais. Tenia muchas habilidades de costura, de cocina. A pesar de la corta edad que tenia, sabia hacer de todo”, relata Mercedes.
Y agrega: “Yo la protegia mucho porque era mi hermana mas chica. Estabamos muy pegadas las dos, porque tenemos poca diferencia de edad”.
Cuando Yolanda termino los estudios secundarios, en el Colegio “Nuestra Misericordia” de Rafaela, se fue a vivir a Santa Fe. Primero residio en una pension cerca de la cancha de Union y, mas tarde, se mudo con su compañero Reinaldo “Chino” Benitez a una casa en el barrio Barranquitas.
Benitez era pareja de Yolanda; ambos habian compartido sus años de escuela secundaria militando juntos en la organizacion Accion de Estudiantes Secundarios (AES). “Teniamos actividades vinculadas a los intereses e inquietudes de los jovenes de aquel momento. Conseguiamos descuentos en librerias y en el boleto del colectivo”, rememora el militante. Tambien hacian actividades de alfabetizacion en los barrios Güemes y Villa Podio.
“El barrio Güemes de Rafaela tenia como particularidad que era un barrio que estaba salida de Rafaela, distante de la ruta. De manera que otra de las actividades que hicimos, de la que Yolanda tambien participo junto con la gente del barrio, fue construir una vereda para que los vecinos pudieran caminar sin pisar el barro para ir a la escuela o a la capilla”, relata.
Las y los estudiantes de la AES tambien imprimian la revista Que Hacer: una publicacion que informaba sobre las actividades que los estudiantes de Rafaela realizaban en sus escuelas.
En 1974, Yolanda llego a Santa Fe para estudiar Servicio Social. “Era una carrera con la que se sentia plenamente identificada, porque tenia que ver con su sensibilidad social y con su sensibilidad por las causas populares, las de los mas humildes, de los mas rezagados de la sociedad. Ella se veia a futuro desarrollando una profesion donde pudiese canalizar sus inquietudes sociales y politicas”, dice Benitez.
Ademas de destacarse como estudiante, la joven rafaelina tambien empezo a militar en el centro de estudiantes de la Escuela de Servicio Social, ligado a la Juventud Universitaria Peronista.
Su compañero, que fue apresado por razones politicas en 1975 y liberado unos años mas tarde, relata: “Eran momentos con mucha represion contra los jovenes que teniamos actividad politica. Yolanda sufrio una persecucion que termino con su muerte”. A fines de 1975, la casa de la familia Ponti en Rafaela fue allanada. Se llevaron detenida a una de las hermanas, para averiguar datos sobre Yolanda, y fotos de la joven.
Mercedes recuerda: “En el ultimo tiempo habian empezado a ocurrir cosas feas y ella tenia miedo. No me lo dijo explicitamente, pero ella veia que empezaban a pasar cosas raras con sus compañeros. La vimos en octubre del 76 y despues ya no la vimos mas”.
El 3 de diciembre, dos dias despues de la masacre, una vecina le llevo el diario a Mercedes y le mostro la noticia. Decia lo que habia ocurrido, y aunque no figuraba el nombre de Yolanda, si aparecia su apellido. Por ese dato, Jose Ponti (padre de Yolanda) fue a la comisaria de Rafaela. Lo derivaron al Hospital Cullen y recien alli pudieron confirmar lo que temian.
“Nos entregaron el cuerpo y pudimos despedirla a puertas cerradas, con la familia y los amigos. Despues la llevamos al cementerio, que estaba lleno de policias, de autos Falcon con gente vestida de civil”, dice su hermana.
El “Chino” Benitez asegura: “Para nosotros es muy importante recordarla como la recordamos todos lo que lo conocimos: como una persona con mucha sensibilidad por la vida de los otros. Tenia facilidad para hacer amigos, era alguien con mucho humor e ironia para expresar lecturas de la realidad”.
Y agrega: “Pienso que es necesario valorar las construcciones colectivas, la sensibilidad con el otro. Eso va a permitir un mundo no solo mas justo y solidario sino tambien menos violento y menos negacionista de la verdad”.
Juicios por la verdad y por la memoria
Del operativo que mato a Yolanda Ponti tambien participaron el suboficial Nicolas “Tio” Correa; un oficial del D2 de Inteligencia de la Policia santafesina agregado a la Inteligencia militar, Hector “Pollo” Colombini; el teniente Julio Cesar “Potin” Dominguez y el sargento Elodoro Jorge Hauque. Todos ellos fueron beneficiados por la impunidad biologica de un juicio demorado por un militar profugo hallado de casualidad en un operativo de rutina.
Es necesario que estos juicios continuen con celeridad, no solo para que los genocidas que aun viven sean juzgados, sino —en palabras de Benitez— “para que se sepa lo que verdaderamente sucedio y no la version que construyeron los represores”
El entrevistado reflexiona: “La busqueda de Justicia esta asociada a la memoria. Es decir, tratar de rescatar todo lo que se pueda de la memoria de los compañeros y dar la batalla para llevar a juicio a los represores. Lamentablemente la Justicia se tomo su tiempo, por eso muchos represores murieron antes de ser juzgados”.
Para Mercedes, “aunque hayan pasado muchos años y esta persona ya haya vivido el 80% de su vida, por lo menos vamos a estar mas tranquilos”. Y añade: “Espero que esta persona sea condenada porque no tenia ningun derecho a hacer lo que hizo. Hasta el dia de hoy nos parece que fue algo que no tendria que haber pasado, porque mi hermana era una nena. La forma en que la mataron es inexplicable”.
La mama de Yolanda, Ibe, murio antes del asesinato de su hija. El papa, que hizo su duelo en plena dictadura, fallecio en 1985. Ante la pregunta de si sintieron que con la democracia habia una posibilidad de que se haga justicia, Mercedes responde: “Creo que todos pensamos eso, pero se demoro muchisimo”.
Este viernes, la Comision de las Baldosas del Foro contra la Impunidad y por la Justicia, coloco una baldosa de la memoria en nombre de Yolanda, en la esquina centrica de Lisandro de la Torre y 25 de Mayo.