Un pulso separado por apenas diez kilometros : Internacional de
Nosotros los chinos creemos que America esta liderando a Occidente para provocarnos, estamos muy enfadados con Pelosi». Un hombre que insiste en identificarse como «un ciudadano chino normal» resume lo que muchos piensan en el pais que dirige Xi Jinping. Viaja en uno de los barcos que surcan las aguas del Estrecho de Formosa. A proa aparece la costa de Dandan, la primera de las islas Kinmen, el territorio bajo control taiwanes mas proximo al continente: diez kilometros escasos en los que se interpone un brazo de mar. Durante las ultimas decadas, las diferencias entre China y Taiwan han encontrado aqui una expresion militar. Asi ocurre de nuevo ahora, cuando el regimen realiza maniobras sin precedentes en respuesta a la visita oficial de Nancy Pelosi, que ha sacudido un conflicto en equilibrio precario y de resolucion pendiente.
«Creemos que estos ejercicios militares son una medida muy necesaria, una obligacion, y apoyamos completamente al Gobierno», continua el hombre. Con la mirada fija en el islote, encuentra una lectura positiva a lo sucedido. «La visita de Pelosi acelerara la reunificacion, sin duda», asegura. «Taiwan ha sido parte del territorio de China desde tiempos ancestrales. Muchos de los que viven alli, de hecho, son de aqui», insiste.
La guerra civil concluyo en 1949, aunque en cierto modo todavia no ha terminado. Los victoriosos comunistas de Mao Zedong fundaron la nueva Republica Popular China, con capital en Pekin. Los derrotados nacionalistas de Chiang Kai-shek escaparon del continente a la isla donde trasladaron la Republica de China, con nueva capital en Taipei. Estos ultimos siguieron representando a China en foros internacionales hasta que, en la decada de los setenta, EE UU establecio relaciones diplomaticas con el regimen para arrinconar a la Union Sovietica. La integracion del gigante asiatico en la comunidad global contribuyo a acabar con la Guerra Fria al tiempo que sentaba las bases de su reedicion.
Desde entonces, China considera a Taiwan una provincia rebelde a la que nunca ha renunciado a someter por la fuerza, el colofon de un relato politico que conduce de la humillacion a manos de potencias extranjeras a la inminente primacia mundial. La contienda se antoja irremediable. Tambien predecible. Para tomar la isla no habria mas remedio que iniciar un asalto anfibio, el mayor de la historia, sustentado por un bloqueo como el que las tropas del Ejercito Popular de Liberacion ensayan estos dias.
El modelo de Hong Kong
Taiwan ha optimizado sus defensas de acuerdo a semejante escenario. Dandan saluda al continente tras una linea militarizada, cuyo muro exterior llama a «Una China unida bajo los tres principios» del credo republicano. En un peculiar dialogo, lo que China ofrece esta escrito en unos enormes carteles dispuestos enfrente, a lo largo de un banco de arena al que dan nombre: «Playa Un Pais Dos Sistemas».
Este modelo politico fue ideado por Deng Xiaoping para garantizar la salvaguarda de los derechos y libertades de Hong Kong tras la devolucion de soberania. Su colapso en los ultimos años ha eliminado toda credibilidad al otro lado del Estrecho, donde cada vez son mas los jovenes taiwaneses orgullosos de constituir una nacion democratica y, por ende, ajenos a cualquier vinculo.
El barco da media vuelta y regresa a puerto. Entre el bullicio del mercado tradicional de la ciudad de Xiamen se levanta la iglesia de Zhusu, una de las mas antiguas de China. «No me gusta Pelosi, es como si estuviera animando a un niño a abandonar a sus padres», señala el celador. Estira el simil para defender las maniobras como «algo bueno». «Cuando un niño hace algo malo, sus padres deben disciplinarle. Solo para asustarle, no pueden pegarle de verdad, porque eso les partiria el corazon».
En la fachada del templo cuelgan dos pancartas. Una dice ‘Jesus te ama’; otra, que podria ser interpretada como una proclama politica, ‘Os deseamos paz’. A ojos del vigilante, no hay contradiccion alguna. «La respuesta a la visita de Pelosi hace que la gente valore mas la paz. Todo estaba bien hasta que ella vino y lo estropeo todo. ¿Quien engaña a un niño para hacer cosas mal? ¡Alguien deshonesto!».
Al despedirse, por fin se presenta como el señor Xi, aunque desmiente entre risas cualquier parentesco. «Bueno, en realidad si: el es Papa Xi», tercia entre risas, con uno de los apelativos mas populares para referirse al lider. «Es un buen hombre, mira en que bonito lugar estamos, prospero y estable». Xi, el de Xiamen, se despide ante la puerta de la iglesia donde, como en el resto de China, las pancartas a veces son engañosas, y las cosas mas importantes resultan invisibles como una linea en el agua.