La paranoia por descubrir al informante del FBI se apodera de Trump : Internacional de
El Departamento de Justicia de Estados Unidos no desea que se conozcan los detalles del alcance de la investigacion que lleva a cabo sobre el expresidente Trump y por ello ha pedido a un juez que no haga publica la orden sellada de registro en la residencia de Mar-a-Lago que entrego al FBI. Esta orden es la que permitio a los investigadores entrar en la masion hace mas de una semana, inspeccionarla y requisar hasta una veintena de cajas repletas de documentos oficiales que el lider republicano se habia llevado tras perder la presidencia. Al menos once legajos estan clasificados como alto secreto y nunca deberian haber salido de la Casa Blanca.
El departamento aduce que la orden de registro contiene informacion confidencial sobre testigos, y que su divulgacion podria dañar su cooperacion, asi como la de otros potenciales testigos que en el futuro pudieran proporcionar informacion crucial para las investigaciones en curso. El documento, que incluye una declaracion jurada, equivale al secreto de sumario en los procedimientos judiciales en España. El Departamento de Justicia lo considera necesario porque contiene informacion sensible y detalles especificos sobre la causa probable (indicios) de los delitos que se investigan.
Sin embargo, esta decision ha aumentado la desconfianza en el equipo legal de Trump y añadido frustracion a la ya tensa atmosfera dentro del reducido grupo de asesores que tratan diariamente con el expresidente. El magnate ha exigido a traves de su plataforma social la devolucion de algunos de los documentos incautados, aunque su equipo no ha utilizado los cauces legales apropiados para la reclamacion. Justicia le ha devuelto tres pasaportes que los agentes federales tambien requisaron. Dos de ellos habian expirado y el tercero, el pasaporte diplomatico, estaba activo.
El registro en la mansion ha puesto de manifiesto que el FBI conocia de antemano la existencia de documentos clasificados de seguridad nacional en poder del expresidente, y que alguien ‘desde dentro’ tuvo que haber proporcionado esa informacion a los federales. Las sospechas de que una persona cercana al lider republicano se haya convertido en un informante del FBI se han disparado en el circulo intimo de Trump y generado una frenetica «caza del topo» dentro de sus propias filas.
Segun multiples fuentes, las sospechas iniciales recayeron sobre Nicholas Luna, el anterior asistente personal del expresidente, que dejo el puesto en marzo, y que esta previsto que abandone pronto tambien el circulo de allegados. Por otro lado, Molly Michael, la exjefe de operaciones de la Oficina Oval de la Casa Blanca. Luna recibio una citacion para declarar en la investigacion de la comision que estudia el asalto al Capitolio, pero no se cree que haya hablado con el FBI sobre este otro caso.
Tambien se ha sospechado de los empleados de Mar-a-Lago y el personal del complejo solo para socios de Palm Beach, familiarizados con las instalaciones del resort, por el hecho de que el FBI sabia exactamente cuales eran las salas en las que buscar y los sitios especificos donde estaban los documentos. Las indagaciones se han ampliado aun mas despues de que el equipo del expresidente supiera que el FBI conocia la ubicacion exacta de la caja fuerte. El escrutinio se ha ampliado asi hasta los propios miembros de la familia de Trump.
Asi las cosas, la busqueda del ‘informante’ ha precipitado una crisis de confianza dentro del circulo de allegados que alcanza niveles de paranoia, superiores incluso a los episodios de su presidencia caracterizados por la fiera lucha de intereses rivales y el apuñalamiento politico.
Nuevo trio de abogados
Tras el registro, el magnate ha reorganizado su equipo de defensa en la esfera publica con un trio de nuevos abogados. Lo forman por tres mujeres, la expresentadora Oan Alina Habba, Lindsey Halligan y Christina Bobb, encargadas de propagar los argumentos publicos a favor de Trump. Aun asi, el trio no ha logrado impresionar a nadie por ahora en sus numerosas apariciones en los medios de comunicacion de la derecha, donde han tratado de implantar mas teorias de la conspiracion y conjeturas de dudosa credibilidad (y hasta contradictorias) sobre el registro en Mar-A-Lago. Bobb y Halligan estaban presentes el dia del registro, pero se les impidio entrar en el edificio durante la inspeccion federal.
La narrativa de excusas publicas de Trump sobre los documentos en su poder, que incluian carpetas de informacion nuclear de alto secreto, continua cambiando a medida que emergen nuevos datos: desde negar su existencia, declarar despues que habian sido desclasificados, culpar mas tarde al expresidente Obama y al FBI –al que acusa de colocar a posta los documentos clasificados para atraparle– hasta asegurar que toda la operacion es falsa con el fin de impedir que se presente a las elecciones.
Con todo, el registro de Mar-a-Lago ha acelerado la operacion de recaudacion de fondos de Trump, aprovechando la ira de sus seguidores para pedirles contribuciones encaminadas a financiar su campaña politica. A pesar de reconocer que la temperatura de la retorica violenta debe reducirse, lo cierto es que el registro ha inflado de esteroides su cuenta recaudatoria.