China pone fin a la politica del ‘cero covid’ tras la ola de protestas : Internacional de
Los manifestantes chinos han salido victoriosos en su ordago al Gobierno. Las movilizaciones que estallaron en la planta de Foxconn en Zhengzhou, y que se extendieron por todo el pais tras el incendio que dejo al menos diez muertos en Urumqi, han logrado que China abandone la estrategia cero covid para combatir la pandemia. Segun las ordenes dictadas hoy por el gobierno central, incluso los ciudadanos que hayan dado positivo en los tests de coronavirus -siempre que sean asintomaticos o sufran solo sintomas leves- podran hacer la cuarentena en sus hogares. Eso si, quienes lo prefieran -porque una parte importante de la poblacion aun tiene gran temor al virus- podran ser aislados en uno de los muchos centros de cuarentena centralizada que el gigante ha construido por todo su territorio.
Otro de los grandes cambios afecta al control que se ejerce sobre la ciudadania a traves de los codigos de salud, un QR que se genera en el movil y que adquiere los colores de un semaforo segun el resultado de la ultima PCR realizada y de los lugares que ha visitado. Estos codigos tenian que ser escaneados en todos los lugares publicos, a los que solo se podia acceder si estaban en verde, un hecho que los convertia en una gran cortapisa para la libertad de movimiento. Ahora, sin embargo, su uso se limitara exclusivamente a lugares de mas riesgo, como hospitales, residencias de mayores, o colegios. Tampoco se realizaran pruebas PCR a los viajeros dentro del pais.
La abrupta relajacion de los dos principales puntos de friccion del cero covid llega dias despues de que se hubiese dado un primer paso en esa direccion con la abolicion de la obligatoriedad de hacerse una PCR cada dos dias en muchos casos y la eliminacion del rastreo de los contactos secundarios, asi como la cuarentena centralizada para los contactos estrechos, que ahora solo tienen que encerrarse en casa durante cinco dias. Ademas, llega de la mano de otras medidas que facilitaran la vuelta a la normalidad, como la recuperacion de las clases presenciales en escuelas que no hayan tenido casos y la reapertura de todos los establecimientos comerciales y de ocio.
Sorprende, eso si, que este rapido giro se produzca en medio de la mayor ola de toda la pandemia en China. La segunda potencia mundial registra diariamente entre 30.000 y 40.000 casos, con un incremento sustancial entre los sintomaticos. No obstante, los expertos chinos tambien han protagonizado un cambio relevante en su discurso, subrayando que omicron es una variante poco letal y que los estragos que las restricciones tienen en el animo de la poblacion y en la economia son mayores que los que puede provocar el virus. A pesar de ello, algunos escepticos aun señalan que esta apertura subita podria hacer realidad los peores pronosticos recogidos en estudios que, en esta nueva coyuntura, preven hasta un millon de muertes y el colapso del rudimentario sistema de salud.
«La jaula de la epidemia se esta rompiendo y la apariencia de la sociedad china cambiara cada semana. Volveremos a la vida normal», afirma Hu Xijin, exeditor jefe del diario oficialista Global Times. «Es hora de que los chinos traten al covid como una gripe», sentencia. Sin embargo, ciudadanos como Jie temen que todo sea una cortina de humo que deje amplio margen de maniobra a la arbitrariedad de las autoridades locales, e incluso vecinales. Él mismo se encuentra hoy en Shanghai a la espera de una llamada de un centro de cuarentena para dilucidar si es internado por la aparicion de un caso en el piso superior de su bloque de viviendas. Y un arquitecto español relataba ayer que su edificio habia sido clausurado por quinta vez en poco mas de un mes.
Pero, aunque tarden en llegar a todos los estamentos, las ordenes de Pekin son claras. «Protegeremos al maximo la seguridad y la salud de la ciudadania manteniendo al minimo el impacto de las medidas en el desarrollo social y economico», ha sentenciado esta mañana el Comite para la Prevencion y el Control de Enfermedades del Consejo de Estado. No en vano, China crece al menor ritmo desde que se abrio al mundo hace cuatro decadas -este año su PIB aumentara menos que el de España- y preocupan variables como el paro juvenil, que alcanza un maximo historico cercano al 20%.
Es el caldo de cultivo perfecto para el descontento que ha encendido las manifestaciones de los ultimos dias, y, a pesar de su enorme poder, el Partido Comunista es consciente de que esta situacion puede romper el tacito contrato social que lo legitima en el poder: la armonia en el pais mas poblado del mundo depende de la capacidad del gobierno para mejorar constantemente el bienestar de sus ciudadanos. Si esa premisa se rompe, China puede convertirse en una bomba de relojeria.