El conflicto lleva el hambre a los niños del Choco : Noticias de Colombia
El pequeño Stiven llego a Pie de Pato, un pueblito a orillas del rio Baudo, con fiebre y le ingresaron a los pocos dias en un centro medico por desnutricion. Su madre, Elsa Pacheco, asegura que el conflicto en esta zona del noroeste de Colombia lo ha empeorado todo.
“Antes estabamos bien, ahora hay grupos armados y no esta facil; uno rebusca comida…”, dice Elsa con Stiven, un bebe de apenas 7 meses con un cuerpo demasiado pequeño para su cabeza, dormido en sus brazos y un español entrecortado, sin acabar la frase.
Esta joven llego a Pie de Pato, la cabecera municipal del Alto Baudo y el unico lugar donde hay un centro medico, desde una comunidad indigena embera dobida a varias horas rio arriba acosada por los enfrentamientos entre la guerrilla del Eln y las paramilitares Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y donde ahora estos ultimos imponen su control y sus normas.
Un confinamiento que agudiza el hambre
Ahora, por ejemplo, las mujeres no pueden ir a cortar banano solas, comenta esta joven, y lo tienen que hacer en grupo. Ya no cultivan como antes, ni pescan ni cazan, lo que ha repercutido severamente en la alimentacion de los mas pequeños. Los grupos armados los tienen en situaciones de confinamiento casi constante donde alejarse un poco de sus casas o ir a la finca a cultivar es jugarse la vida.
Es “el miedo, el temor a poder encontrarse con los grupos o alguna situacion que ponga en peligro su vida”, como define Vilma Portal, la referente medica del proyecto que Medicos Sin Fronteras (MSF) desarrolla en el Alto Baudo y que ayuda a que madres como Elsa puedan llevar a sus hijos al medico, ayudandoles con medios tan basicos como el transporte por el rio.
Ahora Stiven recibe atencion y sobre todo alimento en el Centro de Recuperacion Nutricional que gestiona el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y que, con apenas 15 plazas, casi siempre esta lleno de menores de 5 años acosados por la desnutricion.
Las madres se quedan en los tres cuartos del segundo piso del maltrecho edificio aun en construccion escoltando las cunas y observando lentamente como sus hijos van recuperandose. La coordinadora del centro, Henadys Rivas, lamenta que muchas cuando empiezan a ver los primeros signos de recuperacion se escapan porque no se pueden permitir estar el mes entero alla y que en todo caso, al no mejorar la situacion en sus hogares, acaban regresando.
“Hay muchos que en cuestion de tres meses de haberse ido los volvemos a recibir porque recaen”, lamenta Rivas.
A los niños que llegan con una desnutricion aun moderada no los ingresan en el centro y desde el hospital los devuelven a las comunidades, lo que hace que acaben volviendo con una desnutricion severa “porque no hay una forma de disminuir y combatir esa desnutricion que estan padeciendo”, explica la referente medica de MSF, en una espiral que no se acaba de romper.
Vivir inundados
A este centro llegaron tambien los dos nietos de Lucrecia Mecha. A Arley, un niño de 3 años, tuvieron que traerlo de urgencia el pasado 12 de octubre y se recupero, pero su hermana Luciana, de 2 años, aun esta grave; sus papas se la llevaron antes de que pudiera mejorar y ahora Lucrecia intenta convencerlos para que la vuelvan a traer.
En Pichinde, una pequeña comunidad en un afluente del rio Baudo donde ellos viven, siempre estan humedos. El rio crece a cada rato y lo inunda todo. El frio -a pesar del calor selvatico- se les queda en el cuerpo a modo de enfermedad y las crecidas se llevan las cosechas y las gallinas, se lleva la comida y la contaminacion del agua acrecienta las diarreas.
Estas causas naturales se suman al conflicto, lo que ha hecho que la dieta de las madres -que tienen que alimentar a los bebes- y de los propios niños sea a base de arroz y banano, que no es suficiente para un cuerpo en crecimiento, “lo que lleva a complicaciones de una desnutricion que va haciendose moderada y luego severa debido a que con el tiempo no van adquiriendo ningun otro nutriente”, explica Portal.
Muchas de estas comunidades dependen de la barca que llega una o dos veces al año con alimentos de la ONU o alguna ONG y que en algunas comunidades indigenas no consumen porque no son productos integrados en sus dietas. Si no les toca viajar horas por un rio bravo y gastando la plata que no tienen para ir a comprar a pueblos mas grandes como Pie de Pato. En Colombia, un pais que internacionalmente se considera de renta media-alta, hay hambre. Siempre se mira a la desertica Guajira, en la punta norte del e, porque el calor no deja donde cultivar, pero en las ricas y espesas selvas del Choco, la desidia del Estado y el conflicto esta provocando que pequeños como Stiven corran el riesgo de morir de hambre.
10 menores muertos
Medicos Sin Fronteras ha registrado desde finales de mayo la muerte de 10 menores de 5 años por causas como asfixia, diarrea, deshidratacion o vomitos, todas estas ultimas relacionadas con la desnutricion y desde que estan presentes alla en el centro de recuperacion han notado como han aumentado las remisiones, es decir, que llegan mas niños con posibilidades de salir de la desnutricion.
Miembros de la comunidad indigena embera dobida llegan a Pie de Pato a salvar a sus hijos.