La odisea de sobrevivir al cancer en medio de la guerra : Internacional de
Alexander Ogorodnik tiene 29 años y una mirada despierta que te invita a hablar con el en cuanto lo tienes delante. Tambien tiene un tumor en el cerebro que le dejaron de tratar cuando empezo la guerra en Ucrania. Estaba recibiendo radioterapia, y el tratamiento simplemente paro.
Él vivia en el distrito norte de Jarkov, en Saltivka, cuando Rusia empezo a bombardear Ucrania el pasado 24 de febrero. El 95% de sus residentes huyeron de alli durante las primeras semanas. Alexander y su familia, tambien. Se fueron a una casa de campo en el suroeste de la provincia, a casi tres horas de coche de su hospital de referencia y de sus medicos. Pero la artilleria que disparaba –y sigue disparando– el Ejercito ruso contra la poblacion civil no dejo mas opciones.
“Antes trabajaba como vendedor en un almacen, y tambien fui guardia de seguridad. He trabajado en todo”, explica Alexander sentado en su cama, donde pasa la mayor parte del tiempo. Habla despacio, a su ritmo. “Ahora pienso mas despacio, necesito mas tiempo”, me aclara. “Pero estoy agradecido de no haber muerto, primero por el cancer y luego por la guerra… aunque no sea capaz ni de cambiar una bombilla”.
Hace cuatro años, cuando tenia 25, le operaron de un primer tumor. “Fue el 23 de noviembre, recuerdo la fecha, y despues tuve que aprender a volver a hacerlo todo: hablar, andar, estrechar la mano, comer…”, prosigue. Su madre y su hermano le escuchan atentamente apoyados en el marco de la puerta. Su rostro refleja el cansancio de tener que atenderle las 24 horas del dia, pero le miran con una ternura infinita.
“¡Ahora soy zurdo! Antes de la operacion era diestro”, añade divertido. Sin embargo, los raspones de las rodillas y de las manos revelan lo complicada que es su situacion. “Me cai la otra noche, cuando intentaba ir solo al baño”. Alexander sufre perdidas de conciencia espontaneas debido a un nuevo tumor que aparecio despues de tratar el primero. Lo tiene entre los ojos, y ahora mismo en Jarkov no se lo pueden tratar.
Conseguir medicamentos a 1.500 kilometros de distancia
“Antes de la guerra yo pensaba que estaba mal, son ya cuatro años luchando contra el cancer, pero ahora me esperaba lo peor: no hay medicamentos, muchos doctores han huido, nos hemos tenido que ir de la ciudad… Hemos perdido la casa, el trabajo, todo”, relata, haciendo balance de estos cuatro meses de invasion.
El pasado 23 de abril, tras dos meses sin ningun tratamiento, la situacion de Alexander empeoro drasticamente. Tuvieron que llamar a una ambulancia, y la espera se hizo eterna. En el Instituto Radiologico Grigoriev de Jarkov, por fin su medico pudo hacerle una revision. “Pero tan solo le receto medicamentos para que su estado no empeorara. No habia posibilidad de aplicarle ningun otro tratamiento avanzado en mitad de la guerra”, añade su madre, Natalia.
En este instituto radiologico, uno de los centros de referencia del este de Ucrania, el radiologo de Alexander recibe a Publico. “No sabemos si el segundo tumor es metastasis o un efecto secundario de la radioterapia”, explica el doctor Sergii Artiukh. “Lo primero que hace falta es una serie de pruebas diagnosticas para ver como podemos abordarlo, pero aqui y ahora no se pueden hacer y la unica oportunidad para el es evacuarle a otro pais”, prosigue.
Por eso el doctor se puso en contacto con Mision Jarkiv, la ONG especializada en suministros medicos que ha fundado Rostislav Filippenko. Este ucraniano, que se ha criado en España, estaba preparando su tesis doctoral en Jarkov cuando comenzo la invasion. Y, a pesar de tener pasaporte español, decidio quedarse y organizar la llegada de ayuda medica a esta provincia.
Jarkov es uno de los puntos mas alejados de la frontera con Polonia, que es por donde entra casi toda la ayuda humanitaria que llega a este pais. Y los casi 1.500 kilometros que las separan hacen que sea mucho mas dificil abastecer los hospitales de la zona. “Mas de 3.000 personas depende ahora de nosotros. Suministramos medicamentos a ocho hospitales, y estamos volcando todos nuestros esfuerzos en ayudar a los pacientes oncologicos y a los enfermos cronicos, que son los que estan muriendo de forma indirecta por esta guerra“, explica Rostislav.
Pagar una quimioterapia que cuesta cinco veces el sueldo medio
A diferencia de la sanidad española, en la ucraniana los medicamentos para tratar el cancer corren por cuenta del paciente. En los hospitales prescriben el tratamiento, lo suministran y hacen el seguimiento. Pero la quimioterapia la tiene que comprar el paciente en una farmacia y llevarla el mismo al centro medico.
“Una inyeccion de quimio cuesta entre 4.000 y 10.000 grivnas (entre 120 y 300 euros), dependiendo del compuesto. Y son necesarias de 3 a 6 inyecciones para un tratamiento”, aclara el doctor Sergii Artiukh. Esto supone que un tratamiento de quimioterapia normal supone un gasto de hasta 1.800 euros, en un pais cuyo salario minimo interprofesional es de 370 euros al mes.
Y la guerra ha agravado este problema: el suministro de medicamentos no llega, y el dinero para comprarlos se acaba. En Jarkov –la segunda ciudad mas importante de Ucrania–, el 35% de los ciudadanos ha perdido el trabajo. Y otros tantos, aunque no han sido despedidos, estan en casa sin cobrar ninguna prestacion, esperando a que todo acabe. Asi que a la desesperacion de no poder pagar el tratamiento de tu cancer, se suma el hecho de que ni siquiera existe la posibilidad de comprarlo porque las farmacias estan desabastecidas.
Evacuacion a otro pais para darle una oportunidad
El doctor explica a Publico que un 10% de sus pacientes de los que si tenian cura ya han muerto por no poder seguir con sus tratamientos en medio de la guerra, y advierte que lo peor esta aun por llegar: “La gente que no ha podido ser diagnosticada en estos meses, cuando lleguen con tumores en estadio 4, ya no tendran esperanza”.
La guerra ha reducido la esperanza de vida de los ucranianos entre 10 y 15 años, y los enfermos oncologicos y cronicos se llevan la peor parte. “Una cantidad considerable de pacientes ha empeorado, y, como no se les puede tratar ahora, solo reciben drogas –cuando las hay– para paliar los sintomas”, continua el radiologo del Instituto Grigoriev.
“Solo en Jarkov, entre 20 y 30 pacientes oncologicos necesitan ser evacuados de urgencia a otros paises para tener una oportunidad. Entre ellos esta Alexander. Pero el proceso de evacuacion es muy largo, y complicado”, subraya este medico que, desde que empezo la guerra, ha vivido practicamente en su hospital y ha realizado incluso el trabajo de ayudante de ambulancia en los peores momentos, cuando no habia personal.
El caso de Alexander es el mas grave de todos, el que mas prisa corria. Por eso Mision Jarkiv ha intervenido para organizar la evacuacion a un hospital de Bolonia (Italia). Hasta alli, y mientras se escriben estas lineas, esta viajando en tren Alexander. Despues de cuatro meses de guerra y desesperacion, a los que ha logrado sobrevivir.
Pero quedan mas pacientes oncologicos en este ciudad. Muchos de ellos diagnosticados con leucemia, para los que ahora no hay recursos aqui. Y para los que si pueden tratarse sin salir del pais, se necesitan medicamentos que la ONG de Rostislav ha valorado en casi cinco millones de euros. Es la odisea de sobrevivir al cancer mientras intentas que no te mate una bomba.